12
Abr
2015
Varias prestadoras de servicios sufrieron pérdidas irreparables / Desde Fecescor solicitan la creación de un fondo que sirva para asistir desde el punto de vista financiero a las asociadas ante emergencias con similares características /
Las inundaciones que se desataron con furia el domingo 15 de febrero en la zona de Sierras Chicas y que se extendió con el correr de los días a lo largo y ancho de la provincia de Córdoba produjeron daños irreparables de al menos mil millones de pesos, según estimaciones del Gobierno de Córdoba.
Ante la magnitud de la problemática, el gobernador José Manuel de la Sota, en conjunto con el Comité de Crisis, decretaron cinco zonas de catástrofe y un coordinador para cada una de ellas con el objetivo de asistir a los damnificados.
Las zonas definidas fueron Sierras Chicas; Zona del río Ctalamochita; Zona Noroeste; Zona de Punilla y Zona Sur y Sudeste. Cada una de ellas comprendió distintas localidades, las cuales sufrieron diferentes problemáticas como consecuencia de las fuertes precipitaciones.
Una vez que las aguas bajaron y que las condiciones meteorológicas mejoraron, el escenario de volver a casa fue catastrófico para todos: familias, comercios, prestadores de servicios, quienes experimentaron en primera persona la desidia y la soledad.
Ante ese panorama, la Federación de Cooperativas Eléctricas y de Obras y Otros Servicios Públicos de la provincia de Córdoba (Fecescor) reflotó una preocupación antigua y volvió a debatir, junto a sus asociadas, sobre la necesidad de crear un fondo que permita brindar asistencia a las cooperativas ante estas catástrofes.
Luis Castillo, presidente de la entidad, expresó a revista Opción que en una reunión de la que participaron representantes de todas las cooperativas asociadas a la Federación, reflexionaron en ver cómo el movimiento cooperativo puede buscar una herramienta que les permita acudir de manera solidaria en ayuda a las cooperativas de las localidades que fueron castigadas tras el temporal. Si bien todavía no definieron una figura, sí está claro el espíritu que el fondo debe tener.
“Venimos siendo castigados desde hace muchos años con distintas catástrofes naturales: incendios, tornados y tormentas que generan daños importantes en las cooperativas”, argumentó el dirigente y agregó: “En la etapa de reconstrucción generalmente luchamos desde la soledad absoluta”.
Desde Fecescor saben que algunas cooperativas eléctricas han quedado devastadas en mayor o menor impacto por el temporal, tal es el caso de Idiazábal, Balnearia, El Fortín, Jesús María y Sierras Chicas, entre otras. Desde la Federación entienden que la etapa de reconstrucción se hace cuesta arriba para muchas de sus asociadas. “Algunas cooperativas han quedado destruidas, no sólo en su infraestructura sino también en sus instalaciones”, reforzó el presidente de la Federación.
En Idiazábal y Balnearia, por citar sólo dos casos, el agua llegó a más de un metro dentro de sus edificios y dañó todo el mobiliario y las computadoras por lo que esas asociadas deben volver a foja cero y empezar de nuevo.
“Nos quedó muy poco. Tenemos afectado un 90% del instrumental electrónico”, apuntó Carlos Fenoglio, presidente de la cooperativa de Idiazábal y agregó que las pérdidas en la entidad rondan cerca de los “240 mil dólares más impuestos”.
La cifra es enorme para una pequeña organización de economía solidaria. Si bien recibieron ofrecimientos de créditos a tasas blandas por parte del Estado provincial, Fenoglio sabe que no puede comprometerse a pagar una cuota para afrontar la hipoteca.
“Para salir de esta situación necesitamos un subsidio”, ratificó el dirigente a revista Opción, a lo que el presidente de Fecescor sumó: “Sería actuar deshonestamente que le otorguen un crédito y después no se pueda pagar. Ese gesto de honestidad tiene que ser acompañado en una política en el cual esa cooperativa pueda tener un crédito blando, el corrimiento de la factura de Epec por ejemplo sin intereses”.
Luis Castillo expresó que si bien ellos desde Fecescor acudieron rápidamente en ayuda a las asociadas, también se pusieron a disposición del Comité de Crisis para ver de qué manera podían ser útiles.
“Mantuvimos contacto con el ministro, con los miembros del directorio de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec) y entre todos pudimos ayudar en función de la situación planteada y la premura del momento”, sostuvo el dirigente.
En el caso de Balnearia los daños también fueron de consideración. La cooperativa local brinda el servicio de electricidad rural, Internet y televisión por cable, los cuales se vieron resentidos tras el temporal.
No es la primera vez que esta localidad es castigada por un fenómeno meteorológico. En diciembre de 2013 un fuerte tornado tiró más de 200 postes de energía eléctrica en la zona rural. “Todavía no nos habíamos alcanzado a recuperar y ahora pasó esto”, dijo consternado Héctor Camissasa, presidente de la cooperativa eléctrica.
Fondos del Inaes
Desde Fecescor creen que la ayuda solidaria de leche, agua mineral y medicamentos que enviaron a los sectores más castigados sirvieron para salir de una situación de paso. “Se trata de acompañar, de colaborar con un gesto. Pero sabemos que ésto no resuelve el día después”, expusieron desde la organización.
La asistencia brindada fue posible con fondos del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), a través de un convenio de cogestión que desde hace tres años vienen obteniendo.
“Con ese dinero brindamos ayuda a las distintas organizaciones asociadas. Hace unos meses entregamos postes en distintas cooperativas con esos fondos que nos dieron vía Cooperar”, ratificaron desde la Federación.
El dirigente Castillo detalló a revista Opción que han planteado el tema no sólo en el Inaes, sino que también se han hecho las gestiones correspondientes en la provincia. “Nos preocupa que las cooperativas de agua, además del daño causado, no puedan facturar el mes por no haber prestado el servicio de forma correcta. También sabemos que la disponibilidad del servicio no fue posible porque la catástrofe daño las fuentes de provisión de agua”, expuso.
Este dato no es menor, puesto que agrava el problema de muchas asociadas a Fecescor ya que al no facturar las cooperativas no cuentan con el dinero para afrontar los costos fijos que hacen al funcionamiento interno de la organización: sueldos, pagos fijos, entre otros.
“Esta situación se vislumbra más aún en las cooperativas de agua que sólo prestan un servicio, donde el panorama es más complicado ya que deben hacer enormes esfuerzos para hacer inversiones que les permitan sostenerse”, ratificaron desde la Federación.
La disposición de que las cooperativas sólo facturen los días que brindaron el servicio y no el mes completo fue emitida por el Ente Regulador de Servicios Públicos (Ersep). De esta forma, la medida afecta a las cooperativas de Río Ceballos, Unquillo-Mendiolaza, Villa Allende, Saldán, Salsipuedes, Agua de Oro, El Manzano, Villa Cerro Azul, La Granja, Ascochinga, La Pampa y zonas aledañas, muchas de las cuales están adheridas a Fecescor.
Siniestro de fuerza mayor
Desde la entidad saben que las inundaciones en Córdoba fueron una situación desgraciada que las puso en una situación coyuntural complicada y si bien esperan que las gestiones de ayuda a nivel oficial se hagan efectivas, entienden que hay que contemplar la problemática.
“Hay que socorrerlas de alguna manera. Nosotros estamos abiertos al diálogo tanto con el Gobierno nacional como con el provincial. Córdoba viene siendo castigada desde hace mucho tiempo por estos fenómenos y no creemos que termine aquí, por eso tenemos que estar preparados para que cuando suceda otro acontecimiento se pueda ayudar automáticamente y con celeridad a las cooperativas desde el punto de vista financiero”, reflexionó Castillo y concluyó: “Esta bien que se recojan alimentos, agua, ropa, medicamentos y que se otorguen créditos para ayudar a la familia. Pero desde el sector cooperativo vemos con preocupación que siempre tenemos que arreglarnos solos. Lo que pedimos es que se nos den los tiempos y se nos ayude para salir de esta encrucijada. Las cooperativas somos buenas pagadoras y cumplimos con la palabra empeñada”.