11

May

2016

“Riveras del Suquía”, una cooperativa de trabajo que perdura en el tiempo

Por Lisandro Tosello

Nació en 2009 en el barrio “La Otra Banda”, ubicado en el límite entre el río Suquía y La Calera. Un reclamo puntual reunió a doce vecinos que le dieron vida a esta organización. Con el paso del tiempo, se constituyeron en una asociación que presta múltiples servicios. 

Un reclamo puntual unió en 2009 a 12 vecinos del barrio “La Otra Banda”, ubicado en una “zona gris” entre el río Suquía y La Calera, para pedir por el servicio de agua potable.


Pese a las distintas gestiones que realizó este colectivo de trabajo, nunca obtuvieron una respuesta concreta.


No obstante, la fuerza de voluntad los mantuvo unidos para seguir soñando con un futuro digno. Fue así como se constituyeron en una cooperativa formal de trabajo con prestación de múltiples servicios en la comunidad y región.


Jardinería, construcción, panadería, limpieza y estacionamiento son algunas de las prestaciones que llevan adelante los trabajadores de la organización “Riveras del Suquía”.


“Nosotros elegimos escribir ´Rivera´ con ´V´ porque este emprendimiento era derrota o victoria y nosotros queríamos salir adelante”, explicó Sergio Santolini, referente de la cooperativa a revista Opción.


Una vez inscripta formalmente, el paso siguiente fue buscar a los potenciales clientes. Fue así como empezaron a tocar puertas tanto en la parte pública como en la privada. 


“Trabajamos con municipios pero también con empresas privadas. Hoy en Sierras Chicas somos un referente pero cuando empezamos no nos conocían”, indicó el referente social.


La cooperativa de trabajo cuenta con 200 socios dentro de los cuales “80 cobran un sueldo mensualmente”. El resto son trabajadores “golondrinas” o por etapas.


“Se paga por hora de trabajo. En la ganancia de fin de año cuando sobra se reparte entre todos. Pero nuestra esquema de pago es por semana, por mes, como se hace en la construcción”, detalló Santolini.


Los primeros tiempos de la organización fueron difíciles. No todo fue color rosa. Hubo que sortear conflictos internos y un sinfín de discusiones.

 
Para “hacerse conocidos” agarraron las labores que nadie quería hacer: limpieza de plazas, cloacas, desagües. “Los peores trabajos los hacíamos nosotros”, confió el referente.


Con el primer dinero fuerte que obtuvieron compraron una trafic para seguir trabajando.


“A nosotros nos sirvió para fortalecer la economía de cada persona, de cada familia”, dijo Santolini.


Función social


Además de la veta laboral, la cooperativa tiene una fuerte impronta en lo social. Nació en el seno de un barrio humilde donde las problemáticas abundan. Por tal motivo, la formación y capacitación fue clave para enseñarles a los vecinos que otra realidad es posible.


El aprendizaje en todo este camino fue lo más importante, resaltó Santolini y, si bien reconoció que recibieron ayuda de distintos programas del gobierno Provincial y Nacional, muchas veces se los “usó políticamente”.


El lema de “hacer las cosas bien” los llevó a participar de distintas capacitaciones fuera del barrio y conocer otras experiencias y formas de hacer la tarea que enriquecieron su propia historia. 


“Hoy como cooperativa estamos en condiciones de enseñarle más a otros grupos nosotros que la Provincia o Nación en cómo se gestiona una organización del tercer sector. Todo nos lo dio la experiencia”, recalcó el referente y reflexionó: “Hoy hay problemas con las conducciones. No les enseñan sobre liderazgo. Es muy difícil conducir un grupo de personas. En el caso de la cooperativa nosotros trabajamos con un perfil de individuos que han sido golpeados por su propia familia, por la economía, por el contexto del país. En la cooperativa nosotros los incluimos”.


Desafíos a futuro


“Riveras del Suquía” no descansa. Por estos días está trabajando en dos proyectos que los tienen desvelados. Por un lado, desarrollar la parte de marketing de la organización. 


Por el otro, abrir filiales con otras cooperativas en distintos lugares estratégicos de la provincia. En relación a este proyecto, Santolini explicó que el beneficio de lograr este objetivo es que las organizaciones puedan tributar en la zona y desarrollar las economías regionales.


Hasta el momento, las localidades de Unquillo, Villa Allende, Saldán, La Calera, comuna Los Cedros, Mina Clavero, Cura Brochero y El Manzano se sumaron a esta iniciativa.


Santolini dijo que tener filiales es relevante porque abre nuevos puestos de trabajo pero además mueve la economía de la región. 


“Nosotros tenemos un camino recorrido como cooperativa. En ese sentido el asesoramiento que ofrecemos ayuda a allanar caminos. Sabemos con quién hay que firmar, con quién no. Nos han jodido mucho entonces uno aprende de esas experiencias”, argumentó.


El referente cooperativo se muestra entusiasmado. Sabe que todos los logros que consiguieron como asociación son el resultado del esfuerzo y sacrificio del colectivo de trabajo. Entiende que el armado de red que construyeron en el camino “es muy fuerte”.


“En esta militancia aprendimos a negociar. La cooperativa ´Riveras del Suquía´ hoy da garantías de trabajo y eso nos pone contentos como asociación.


Estoy orgulloso de formar parte y de seguir avanzando juntos”, dijo Santolini y concluyó: “Todavía faltan muchos controles.  Hay muchas asociaciones truchas y en ese contexto los que estamos en regla salimos perjudicados porque siempre se mide a todas las organizaciones por igual cuando pasan cosas malas.


Nosotros desde Riveras del Suquía damos seguridad laboral, estabilidad y ser parte de una empresa social. Incluimos a las personas, aunque todavía haya sectores que no lo comprenden”.


EDICIÓN IMPRESA


El texto original de este artículo fue publicado en la revista Opción Nº 179 de Fecescor.