07

Abr

2015

Instituto Etchegoyen, una historia de lucha.

Por Lic. Tosello - Fecescor

Con 37 años de trayectoria en la escena educativa de Córdoba capital, el colegio está a cargo de la Cooperativa de Trabajo “3 de junio”, la cual sostienen y conducen los docentes. Solidaridad, ayuda mutua y respecto, son algunos de los valores que promueven, además de ofrecer una formación técnica en Maestro Mayor de Obras.

Con 37 años de trayectoria en la escena educativa de Córdoba capital, el colegio está a cargo de la Cooperativa de Trabajo “3 de junio”, la cual sostienen y conducen los docentes. Solidaridad, ayuda mutua y respecto, son algunos de los valores que promueven, además de ofrecer una formación técnica en Maestro Mayor de Obras.

Una casona de principio de siglo XX emplazada en pleno corazón de barrio Alto Alberdi es la sede del Instituto Técnica Ingeniero Noel Etchegoyen, una escuela cooperativa con 37 años de experiencia en la ciudad de Córdoba. “Tenemos una historia larga”, dice Carolina Torioni, preceptora y parte del Consejo de Administración de la Cooperativa de Trabajo “3 de junio”, la cual conducen los propios docentes del establecimiento. “Antes era una escuela privada y en 1978 el dueño decidió cerrar el colegio porque no le era rentable. Fue en ese contexto donde los profesores decidieron constituirse como cooperativa de trabajo”, cuenta en diálogo con revista Opción.

El Instituto Etchegoyen tiene una matrícula de más de 200 alumnos y ofrece una formación técnica. “El título es Maestro Mayor de Obras”, resalta Marcela Bodoira, profesora del establecimiento y vicepresidenta del Instituto para el Financiamiento de Cooperativas de Trabajo (Ificotra). La escuela pasó por distintos barrios de la ciudad. Empezaron en Nueva Córdoba pero el aumento de los alquileres hizo que se fueran trasladando de un lugar a otro. “Desde 1992 hace que estamos radicados en Alto Alberdi. Cuando vinimos acá –en relación al inmueble- esto era un galpón. Nosotros le dimos la impronta de la escuela. Le pusimos mástil, hicimos las aulas, los baños y quedó el casco histórico donde hoy funciona la dirección, la administración y la biblioteca”, describe Bodoira.

El Instituto Etchegoyen alquila la propiedad que hoy los cobija. Tanto Carolina como Marcela saben que el objetivo es “la escuela propia”, aunque reconocen que afrontan un momento difícil puesto que la organización no pasa por un buen momento económico. “Nuestro sueño es construir una escuela levantada por toda la comunidad educativa que son los primeros interesados en que podamos compartir esa experiencia”, argumenta Bodoira y agrega: “Contamos con la técnica pero no tenemos un terreno para poder construir. Tampoco un edificio para mejorar. Esa es la lucha que venimos teniendo desde hace muchos años”. Pese a que han realizado múltiples gestiones a nivel municipal, provincial y nacional, la escuela cooperativa aún no logra obtener respuestas a su demanda.

“La intención es mantenernos en el barrio porque le da mucha identidad a la escuela”, reconoce Bodoira, aunque entiende que si las posibilidades se presentan en otro barrio van a contar con el apoyo de los vecinos de Alto Alberdi.

Financiamiento

La escuela cooperativa se mantiene con un aporte mensual que realizan los alumnos que concurren al colegio. Actualmente tiene 50 asociados que son todos los trabajadores que prestan funciones en la organización. Los sueldos de los profesores son subvencionados por el Gobierno provincial. Desde el Instituto afrontan el pago de servicios de auxiliares docentes, personal de limpieza, alquiler del inmueble, mantenimiento y el pago de las profesionales del gabinete psicopedagogo. “Nosotros defendemos el trabajo y la educación técnica. Queremos dar lo mejor”, explica Marcela, quien se desempeña como profesora de Historia y Ciudadanía y Participación. Carolina y Marcela comentan que cuentan con el apoyo de las familias de los chicos que asisten a la escuela, con los ex alumnos y con el Ministerio de Educación. “Saben lo relevante que es la oferta educativa y el trabajo social que hacemos. Somos una escuela abierta”, reconocen.

Desde el Instituto Etchegoyen además de brindarles una formación técnica a sus alumnos, la cual los habilita con un título para que puedan desempeñarse en el mercado laboral, los forman en cuanto a lo social y al cooperativismo para que puedan ser trabajadores autogestionados. “El chico que viene a esta escuela empieza a empaparse de los valores del cooperativismo. Saben que están dentro de una cooperativa la cual genera lazos de trabajo con otras”, refuerza Bodoira. Actualmente el establecimiento forma a más de 200 alumnos. Si bien tienen demanda de bancos, no pueden ampliar la matrícula porque no cuentan con el espacio físico para hacerlo.

Desde el establecimiento entienden que el movimiento cooperativo trasciende todos los gobiernos y las ideologías y saben que para lograr los objetivos que se proponen tienen que estar unidos. “La nuestra es una historia de lucha”, fundamenta Bodoira e indica que lo que lamentan es que desde el escenario provincial se los vea como una escuela privada. “Creen que esto funciona de esa manera pero nada que ver. Se nos pone a la par de escuelas confesionales”, detalla Carolina Torioni y agrega: “Te lo traban por ese lado. Hay mucho que hacer a nivel provincial con las cooperativas”. Tanto Carolina como Marcela reconocen que se acercaron a la escuela por una cuestión de trabajo y que con el transcurso del tiempo fueron descubriendo la faceta cooperativa, se comprometieron y se empezaron a forman en ese camino. Consultadas por revista Opción sobre el camino a futuro, las docentes no dudan: “Queremos abrir nuevas fuentes de trabajo, reforzar nuestra especialidad, abrir nuevos cursos y sobre todo lograr tener la escuela propia”. // Lic. Lisandro Tosello