Los habitantes de este planeta, y los argentinos no son la excepción, viven momentos difíciles producto de la pandemia por coronavirus que potencia y desnuda con crudeza las diferencias entre el mundo desarrollado y el resto de los países. Pero son las cooperativas las que, fieles a su filosofía, cumplen un rol esencial. Hoy, más que nunca, actúan como antídoto en este proceso que sacude a la economía nacional e internacional y que genera profundos cambios en la realidad social, derivando en más pobreza y concentración de riqueza en unos pocos.

Por eso, y en función de los tiempos políticos que vive el país, el modelo cooperativo demostró ser una herramienta eficaz para cambiar sustancialmente el sentido de la política económica y social de Argentina y el mundo. “Si en convergencia con todos los sectores que buscan y luchan por el interés común resistimos sin condicionamientos las presiones que ejercen los grupos concentrados y un Estado ineficiente y asfixiante para el desarrollo de actividades productivas, que con su accionar terminan siendo los autores directos de la pobreza y el desempleo, podremos contribuir a la reconstrucción del país y el tejido social”, señaló Luis Castillo, presidente de la Federación de Cooperativas Eléctrica y de Obras y Servicios Públicos Ltda. de la Provincia de Córdoba (Fecescor).

En esa línea, las autoridades de la asociación cooperativista aseguraron que solamente con un Estado al servicio de la gente, que convencido del objetivo sea el artífice de políticas activas que instalen a la educación, la producción y el trabajo como centro de desarrollo, se podrá lograr una distribución más equitativa del ingreso y encontrar una salida para cambiar el rumbo y rescatar a los sectores postrados de la sociedad argentina. “Ese rumbo y ese objetivo son el aporte y reclamo de las cooperativas, con la democracia y la participación como símbolos definitorios de nuestra identidad”, insistieron.

Las cooperativas y empresas argentinas constituyen una herramienta fundamental para el crecimiento económico y la transformación social.

Son protagonistas del desarrollo de las regiones y generadoras de empleo estable, contribuyendo decisivamente al efecto multiplicador de la economía.

“Enfrentamos los desafíos desiguales de la globalización aumentando sin pausa nuestra eficiencia social, representando a productores, trabajadores y usuarios agrupados en las organizaciones solidarias por ellos creadas. Siguen siendo una de la expresiones nacionales que permanecen en pie”, expresó Castillo.

Este inmenso potencial cooperativo reclama su derecho a participar y ser efectivamente tenido en cuenta en las grandes decisiones nacionales. “Tenemos derecho de exigir esa participación porque a lo largo de la historia brindamos soluciones concretas a las comunidades, apostando siempre al desarrollo de nuestro país”, agregó el dirigente.

La cooperación sigue siendo una de las alternativas más eficiente y democrática para construir una sociedad justa, eliminar la desigualdad y rescatar la dignidad de la persona humana. “Estamos convencidos que la participación activa de la dirigencia cooperativa en la definición de las políticas del Estado contribuirá a gestar un país con dignidad, desterrando pobreza y exclusión social”, finalizó el titular de Fecescor.